domingo, 7 de diciembre de 2008

Santificarse


Si usted necesita una solución a sus problemas conyugales, a su falta de creatividad, animosidad, gracia, etc., le aconsejo bautizarse en este momento. Sólo tiene que acercarse al bar de su esquina y pedirle a Su Santidad El Cantinero –de la esquina- que le de su bendición: una dosis de whisky, Ron y Tequila prendido fuego. No es ningún malentendido: esta bebida, basada en medidas de seguridad impuestas por bromatología, se purifica con fuego, de modo que el bautizado vea con sus propios ojos la pureza alcohólica del producto. Como en toda religión, se necesita sólo de un bautismo- con derecho a una confirmación espiritual en la madurez de la noche-, aunque es necesario aclarar que, en caso de realizarse un doble bautismo, los padrinos de la ceremonia deben hacerse cargo de la santísima alma en cuestión. Para que se haga una idea, señor/a lector/a, bautizarse dos veces en el bar de una esquina, equivale a meterse en aguas termales de 40ºC (de cabeza). Se recomienda apagar el fuego antes de tomar la copa y mojarse los labios más de una vez antes de abrir la boca. Un estudio realizado por seminaristas literarios de una conocida universidad de Uruguay ha certificado su uso semanal para despedidas de fin de año, vísperas de exámenes, etc. Por consultas, dirigirse a la autora de este blog y allegados de reputación altamente consolidada en temas espiricohólicos.